Song Page - Lyrify.me

Lyrify.me

19. Justificación by Manuel de Jess Galvn Lyrics

Genre: misc | Year: 1882

El correo para la Maguana partió aquella misma tarde, y el joven Valenzuela fue a dar cuenta de todo lo ocurrido a su abominable consejero. Mojica montó en grandísima cólera al ver burlada su habilidad y diligencia por la eficacia de Las Casas.

—¡Sois un mandria, un para poco! –dijo a Valenzuela–; todo se ha echado a perder por vuestra torpeza y ruindad de ánimo.

—¿Qué queríais que hiciera? –respondió el mozo–. Las cosas sucedieron tan de improviso… Pero ahora depende todo de ese correo que ha salido para San Juan, pues en tanto que no venga la información de allá, Enriquillo no poseerá a Mencía.

—¿Y qué diablos vale eso? –replicó Mojica con creciente enojo–. ¿Voy a tomarme el trabajo de interceptar papeles, voy a mandar a mi gente que mate al correo, por mero gusto? Eso hubiera sido bueno si ya el matrimonio no estuviera hecho, que era lo que importaba evitar.

—Sí –repuso Valenzuela–; mas ya sabéis que la información ha de versar sobre el rapto de Anica, y me habéis dicho que vos no habríais de salir bien librado si se resuelve ese asunto.

—Claro está –dijo furioso Mojica–; yo he de pagar siempre los tiestos; pero sea como fuere, ya no interceptaré, esos cartapacios: por seducir a una indiezuela nadie me va a quitar un solo cabello; porque entonces el viejo Pasamonte debería estar calvo; mientras que por el pasatiempo, que ya no sería otra cosa, de hacer birlar los despachos oficiales, sabe el diablo lo que me puede suceder.
¡Nada! por ahora dejo la partida, y me vuelvo a mis tierras.

Y los dos malvados se separaron descontentos el uno del otro. Antes de veinticuatro horas volvieron a hacer las paces, y afirmaban su pacto de iniquidad, en espera de tiempos más propicios a sus nefandos proyectos.

Entretanto, Don Francisco de Valenzuela recibía las cartas de su amigo Las Casas, y lleno de indignación por la nueva intriga de Mojica, no pudiendo él mismo hacer las diligencias ante el regimiento de San Juan, a causa de su enfermedad, llamó a su deudo Sotomayor, y le hizo el encargo de pedir con urgencia a los regidores la probanza que se exigía sobre la conducta del cacique Enrique. A porfía dieron aquellos dignos concejales testimonio favorable y honroso de las bellas prendas y excelente comportamiento del joven indio. Su patrono Don Francisco cerró los informes con una declaración jurada, verdadero panegírico de las cualidades de Enriquillo, y agregando la carta de Don García de Aguilar, que atrás hemos mencionado, lo remitió todo a Santo Domingo con el mismo diligente mensajero de Las Casas, a cuyas manos llegó el proceso sin pérdida de tiempo.

Por consiguiente, en el término de la distancia, el padre Manzanedo tuvo en su poder las pruebas evidentes de la bellaquería e impostura de Mojica; pero en vano ordenó que buscaran a éste en Santo Domingo: el pillastre se había despedido sin ceremonia, y corría a ocultar su despecho y a meditar nuevas maldades en sus posesiones de Jaragua.

Los recién casados se pusieron, por fin, en marcha para la Maguana, acompañados de Valenzuela y su servidumbre. Las Casas hizo ir con ellos también a su viejo servidor Camacho, a quien dio especiales y reservadas instrucciones; y la Virreina quiso imprimir al cortejo toda la dignidad y el decoro de su casa, aumentando la comitiva con un mayordomo y dos lacayos, que ostentaban bordadas en el pecho las dos columnas de Hércules, y el plus ultra de las armas de Colón.