Los cinco sentidos by Javier Krahe Lyrics
[Letra de "Los Cinco Sentidos"]
Esa piadosa costumbre de algunas mujeres
La de alegrar mi vida con emociones mil
Y aliviarme las penas
Y prepararme cenas
Oiga, la mar de bien
Esa costumbre es muy buena para el organismo
Cuando me duelen los ojos de ver casi todo
Ellas suelen mostrarme su desnudo total
Y mi vista cansada
Queda muy refrescada
Tras un baño en su piel
Y vuelvo a ver casi todo con ojos de niño
Si se me aburre el oído de oír tantas gaitas
Y tantas baterías como las que hay que oír
Ellas me lo recrean
Ellas me tararean
Palabritas de amor
Que son un bálsamo para mis trompas de Eustaquio
Y si metí la nariz en cualquier Dinamarca
Vienen con sus perfumes y su oír corporal
A entregarle fragantes
Otros muchos instantes
A este olfato infeliz
Harto de efluvios viciados y de chamusquinas
Siempre que me trago un sapo por no armar la bronca
Luego me paso un lustro sin ganas de almorzar
Ellas cumplen el rito
De abrirme el apetito
Con ostras y champán
Bueno, quizás exagere, pero algo muy rico
Bien por temor a dejar huellas dactilares
Bien por tocar madera con cierta asiduidad
Se anquilosa mi tacto
Pero resurge intacto
Y es un tacto sutil
Cuando acaricia y conoce o explora y descubre
Y aún os podría contar de algún sexto sentido
Un séptimo, un octavo, todos van a mejor
Mientras me alivian penas
Y me preparan cenas
Oiga, la mar de bien
Esa piadosa costumbre de algunas gachís
Esa piadosa costumbre de algunas mujeres
La de alegrar mi vida con emociones mil
Y aliviarme las penas
Y prepararme cenas
Oiga, la mar de bien
Esa costumbre es muy buena para el organismo
Cuando me duelen los ojos de ver casi todo
Ellas suelen mostrarme su desnudo total
Y mi vista cansada
Queda muy refrescada
Tras un baño en su piel
Y vuelvo a ver casi todo con ojos de niño
Si se me aburre el oído de oír tantas gaitas
Y tantas baterías como las que hay que oír
Ellas me lo recrean
Ellas me tararean
Palabritas de amor
Que son un bálsamo para mis trompas de Eustaquio
Y si metí la nariz en cualquier Dinamarca
Vienen con sus perfumes y su oír corporal
A entregarle fragantes
Otros muchos instantes
A este olfato infeliz
Harto de efluvios viciados y de chamusquinas
Siempre que me trago un sapo por no armar la bronca
Luego me paso un lustro sin ganas de almorzar
Ellas cumplen el rito
De abrirme el apetito
Con ostras y champán
Bueno, quizás exagere, pero algo muy rico
Bien por temor a dejar huellas dactilares
Bien por tocar madera con cierta asiduidad
Se anquilosa mi tacto
Pero resurge intacto
Y es un tacto sutil
Cuando acaricia y conoce o explora y descubre
Y aún os podría contar de algún sexto sentido
Un séptimo, un octavo, todos van a mejor
Mientras me alivian penas
Y me preparan cenas
Oiga, la mar de bien
Esa piadosa costumbre de algunas gachís